Autoimagen

 

Una mirada en el espejo

Autoimagen

Por Alejandro Brown

No hay un solo momento en nuestra vida dónde estemos completamente a gusto con nuestro aspecto físico; constantemente nos preocupamos por la impresión que podemos generar en los demás a partir de la imagen que presentamos al mundo, aun cuando las opiniones ajenas y la aprobación obtenida a través de ellas rara vez logran satisfacernos totalmente. Actualmente hemos establecido un estrecho contacto con los medios de comunicación sobre diversos ámbitos de nuestra vida, debido a ello, somos influenciados todo el tiempo por aquellos modelos de belleza más promovidos en las redes sociales, la televisión, la publicidad y en la moda. Este hecho aparentemente simple es capaz de provocar una serie de conflictos sobre distintos sectores de la población, en especial, los adolescentes son susceptibles a intentar desarrollarse conforme a la persona o estética de determinadas figuras celebres. No obstante, en la mayoría de los casos, los estereotipos imitados no pueden ser replicados de manera realista y evidentemente no son representativos de la personalidad verdadera de alguna persona. Por lo tanto, es de suma importancia elaborar una idea propia respecto a nuestro cuerpo basada en modelos considerados por nosotros como idóneos, no en cuanto a los ideales propuestos por la cultura actual.

No es nada sencillo sobreponernos ante un mundo en el cual la superficialidad y el egotismo son ampliamente valorados hasta tal punto en el que se vuelve extremadamente nocivo para la convivencia y contacto con el exterior. No somos suficientemente aptos como para cumplir con las expectativas sociales al pie de la letra, éstas son simplemente desmesuradas, irreales y sumamente restrictivas, en consecuencia, vivimos con una incesable presión sobre nosotros en todo momento; incluso hemos sido condicionados a modificar nuestro estilo de vida con la finalidad de adecuarnos a los principios e ideas predominantes hoy en día, aunque éstas claramente no signifiquen nada sustancial según nuestras creencias. Sin embargo, siempre resultará más favorable tratar de adecuarse a los estándares contemporáneos lo mejor posible, quienes cumplan con estos requisitos serán recompensados con una reputación más alta y comúnmente son preferidos entre alguna multitud. Esto complica aún más el proceso de aceptación y crecimiento individual; todos somos profundamente diferentes, pero esto no implica que somos respetados gracias a la diversidad y singularidad que mostramos, todo lo contrario, parecería que no existe todavía un estado de aprobación y comprensión respecto a ello, en su lugar, se nos obliga a adherirnos a sólo unos cuantos requerimientos inalcanzables, excesivos y estrictos. En consecuencia, el concepto creado por uno mismo en relación a la imagen corporal es determinado por distintos factores externos a la perspectiva personal, difícilmente lograremos establecerla sólo a partir de nuestros propios medios, a pesar de que eso sería lo más apropiado.

La única manera de conseguir el sentimiento de satisfacción sobre nuestro físico es a través de la conciliación con uno mismo, en principio, debemos estar contentos de encarnar todo aquello que nos representa, no solamente en lo correspondiente a la imagen estética, sino también por medio de el pensamiento y mentalidad que engendremos. Necesita haber una coherencia interna la cual podamos demostrar ante el exterior con completo orgullo, sin el miedo a estar equivocados o a ser reprobados por los demás. Es únicamente cuando todas nuestras exteriorizaciones son congruentes con lo estimado por nosotros que finalmente podemos encontrar comodidad con la forma en la cual nos expresamos y nos vemos, en el caso contrario, no seremos capaces de vivir conscientemente y, por culpa de esto, dudaremos de uno mismo por el resto de los días.

Lo más importante entonces, es desarrollar una autoimagen que efectivamente refleje todo aquello inherente a nuestro ser, perteneciente al pensamiento propio y fiel a los principios que apoyamos con absoluta dedicación. Jamás podremos pelear batallas por parte de alguien más, pues estamos todo el tiempo ocupados con esa guerra personal cuya resolución nada más puede ser decidida por medio de nuestra propia mano. Es imposible liderar tantos conflictos sobre tantos frentes diferentes, en especial cuando a duras penas nos soportamos a nosotros. Por lo tanto, no podemos permitirnos realizar esfuerzos fútiles, no debemos intentar solucionar problemas ajenos a las capacidades con las que contamos y definitivamente es fundamental comprometernos primero con nosotros mismo antes de buscar ayudar a los demás.


Fuente bibliográfica: Redondo Figuero, C., Carrasco Martínez, M., Rivero Benito, L. Á., Salcines Medrano, R., Sobaler Castañeda, S., Noriega Borge, M. J., ... & Rufino Rivas, P. M. D. (2014). Autoimagen en las dos primeras fases de la adolescencia y factores relacionados.



Comentarios

  1. Creo que este es uno de los problemas más grandes en la adolescencia, la lucha constante con nuestra imagen, con querer parecernos a alguien más, el querer aparentar algo que no somos. Y en muchas ocasiones ni siquiera nos interesa ser así, simplemente intentamos cambiar por aprobación social. La adolescencia considero que es una etapa en la que somos sumamente vulnerables a los comentarios de los demás, nos importa muchísimo el qué piensan de nosotros, por eso es muy importante tener una buena autoestima, para que los comentarios de los demás no afecten en lo absoluto y cada persona pueda amarse y aceptarse tal y cómo es.
    Buen artículo.

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