Hazlo con inteligencia.

 

Yo y los otros

Hazlo con inteligencia.

Por Kevin Mucharraz

 

Los seres humanos nos diferenciamos en muchos aspectos, quedan más claro aquellos referentes al mundo afectivo y emocional marcan. En primer lugar, nuestras relaciones sociales y de amistad y, en un segundo lugar, nuestro bienestar psicológico. Estas diferencias tienen un impacto notable en nuestro desempeño en diversos ámbitos de nuestra vida. La forma de resolver una discusión acalorada, la manera en que afrontamos exitosamente las circunstancias que engloban una serie de habilidades y competencias afectivas, conocida con el nombre de inteligencia emocional (IE).

La IE resalta el desarrollo y la práctica de estas habilidades emocionales son de vital importancia para la adaptación a nuestro entorno y contribuyen sustancialmente al bienestar psicológico y al crecimiento personal, independientemente del grado de inteligencia u otros rasgos de personalidad de una persona. se definiría como “la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender emociones y el conocimiento emocional y la habilidad para regular las emociones promoviendo un crecimiento emocional e intelectual” (Mayer y Salovey, 1997).

Modelo de 4 ramas de la I.E (Mayer y Salovey, 1997).

·         Percepción emocional: Habilidad para percibir las emociones propias y ajenas, así como percibir emociones en el arte, fotografía, música y otros estímulos.

·         Facilitación emocional: Habilidad para generar y sentir emociones y emplearlas en los procesos cognitivos de toma de decisiones.

·         Comprensión emocional: Habilidad para comprender la información emocional, comprender cómo las emociones se combinan, progresan y apreciar el significado emocional de los eventos.

·         Regulación emocional: Habilidad para estar abierto y modular nuestros sentimientos y los de los demás y promover el crecimiento personal y emocional.

 

Influencia en el ajuste psicológico.

 

Los adolescentes emocionalmente inteligentes tienen menos niveles de ansiedad, depresión, ideación e intento de suicidio, somatización, atipicidad y estrés social, y una mayor utilización de estrategias de afrontamiento positivo para solucionar problemas, por lo que pueden establecer y mantener unas buenas relaciones sociales con las personas de su entorno.    
Goleman (uno de los autores más importantes en el campo de la inteligencia emocional), defiende que la educación de las emociones puede tratarse de forma transversal a otro tipo de conocimientos y habilidades, tales como “la lectura, la escritura, la salud, la ciencia, los estudios sociales” entre otras (2006: 170). Es indispensable estos conocimientos porque “la salud emocional se consigue a base de abrirnos a nosotros mismos, a los demás y al entorno” (Soler y Conangla, 2005: 28).

Conclusión.

La forma adecuada para empezar a desarrollarlas, es mediante la expresión emocional con libertad (como introspección sentimental) y escuchar intervenciones de otras personas (para entrenar empatía y dejar el egocentrismo). Así el individuo en su etapa adulta, sabrá manejar las situaciones de manera efectiva pero también capaz de expresar la inconformidad que tiene, sin dañar a otro.





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Bibliografía.

López, Noelia (2016). Inteligencia Emocional en la adolescencia. Serindipia Psicología. España. Sitio web: https://psicoterapiaserendipia.com/inteligencia-emocional-adolescencia/.

Extremera, Natalio & Fernández- Berrocal, P. 2013. Inteligencia Emocional en adolescentes. Padres y maestros N° 352. España. Pp (34-37).

 

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